13 de octubre de 2011

Adicta a la Coca Cola Light por beber cuatro litros diarios durante 10 años

Claire Ayton de 36 años ha sido declarada adicta a la coca cola dietética. Esta mujer británica consumió cuatro litros diarios durante una década y si no los bebía sufría dolores de cabeza, cansancio y malestares de la dependencia. Para librarse de su adicción ha recurrido a un hipnotizador que desde agosto trata sus problemas de alimentación y sobrepeso.



Ayton siempre ha estado muy preocupada por su peso, por lo que tras un desayuno de café con leche, el resto del día se lo pasaba bebiendo Coca Cola light, según publica el 'Daily Mail'.

La mujer se sentía sin fuerzas y sufría de dolores de cabezas por lo que fue a su médico de cabecera. Las pruebas de sangre no aclararon qué sucedía en el organismo de la mujer, aunque ella no le contó su alto consumo de la bebida.

Fue un terapeuta que usa la técnica de la hipnosis quién al interesarse por sus hábitos encontró la causa del malestar físico de Ayton. Desde hace diez años, esta británica se ha gastado unos 1.500 euros al año en Coca Cola Light, una verdadera adicción.

"Es el peor caso de adicción a este tipo de bebidas que he tratado", explicó Russell Hemming, el hipnoterapeuta que ha conseguido mantenerla alejada de la Coca cola desde el pasado agosto.

Lo primero que le indicó el especialista fue sustituir esta bebida por agua, al menos dos litros diarios, porque los edulcorantes artificiales estaban destruyendo su salud. "Al parecer el aspartame es el peor y están en un montón de bebidas dietéticas", cuenta Ayton.

Los comienzos de la cura fueron momentos difíciles para esta adicta que describe su estado como si "le hubieran dado una paliza, pero luego me empecé a sentir mejor".

Ahora sus progresos ya son visibles: "Mi cabeza está más clara y tengo mucha más energía". El especialista, por su parte, ha explicado que contrario a lo que muchas personas con sobrepeso piensan que las bebidas dietéticas les ayudan.

Sin embargo, un grupo de investigadores estadounidenses han demostrado que los edulcorantes artificiales provocan deseo de tomar alimentos azucarados con lo cual se consigue el efecto contrario al que se busca.

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